Acaba de comenzar una nueva temporada de Dexter, la que, en
teoría, será la última. A pesar de que el entusiasmo es más bien tibio, decidí
terminar lo que empecé el año pasado, y reseñar también estos episodios.
El comienzo de esta temporada me dejó con un sabor medio
amargo. No tanto por la historia, que puede ser entretenida, sino porque se
nota desprolijo. Voy a hacer un poco de historia del detrás de las cámaras de
Dexter, antes de hablar de este episodio, para que entiendan a dónde voy.
La serie comenzó con 3 productores ejecutivos que eran el
alma de la serie (porque creo que el cerebro original deberíamos atribuírselo
al autor de la novela, y a los escritores, ¿no?). Al final de la cuarta
temporada, no quedaba ninguno de ellos en la serie, porque, por distintas
razones, optaron por dejar el show para hacer otras cosas, personales o
profesionales.
Para la quinta temporada trajeron a un ex productor de “24”,
que era un buen show, pero, en mi opinión, algo totalmente distinto a Dexter.
El resultado fue irregular, pero logró mantener parte del espíritu y terminar
la temporada muy bien, en lo que yo he llegado a abrazar como lo que debió
haber sido el final de la serie. De hecho, creo que la primera reseña de Dexter
que escribí fue sobre el episodio final de la temporada, alabando precisamente
lo bien escrito que estaba, y por qué, a pesar de los altibajos, Dexter era una
de las mejores series de la televisión.
Sin embargo, dicho productor también dejó la serie, esta vez
participando sólo en una temporada, por lo que para las 3 últimas hubo un nuevo
productor, o showrunner. Era uno de
los escritores de la serie hasta entonces, por lo que todo debería salir bien,
¿cierto? Bien, pues en mi opinión no ha sido así.
Desde la sexta temporada la escritura se ha vuelto burda,
simplista, y nos han cambiado al Dexter que conocíamos. No, no es una evolución
natural o crecimiento, como en las primeras temporadas, es un cambio. Y no sólo
pasa con Dexter, sino que con otros personajes también, y con la serie misma. Ya
no vemos el meticuloso proceso de Dexter para atrapar a criminales menores y
asegurarse que son merecedores de su mesa, ya no vemos cuestionamientos
fundamentales a la hora de pensar en matar (o decididamente hacerlo) a alguien
que podría no cumplir con el Código de Harry.
Los personajes secundarios han perdido todo su brillo, y no
son más que una comparsa. Quinn, de haber sido un peligro para Dexter, se
volvió en mal policía que pasa borracho y tirando, porque sí. Batista ha pasado
de una mala línea argumental a otra, muchas veces contrapuestas (que enamorado
de una policía, que casado con Laguerta, que divorciado, que retirado, que de
vuelta), sólo para no tener que sacarlo del programa.
Nos han dado promesas de personajes e historias que no se
han cumplido (el practicante/psicópata de las temporadas 6 y 7, que tuvo 0
relevancia), nos han puesto a Dexter contra la mafia y no un asesino, nos han
metido puntos de giro dificilísimos de tragar (Debra enamorada de Dexter), han resuelto
otras de un plumaso, etc.
En fin, nos han cambiado el programa. Y aun así, varios
seguimos viéndolo, esperando que el final esté a la altura.
¿Qué hay entonces de este episodio? Mucho de lo que hemos
visto en las últimas 2 temporadas.
Tenemos a un Batista que volvió a las fuerzas policiales
sólo para no desaparecer, a pesar que toda su trama de la temporada pasada era
su retiro. Para colmo de males, en un alarde de mala escritura de historias,
nos ponen al mismo Batista explicándoles a sus amigos que deben tenerlo muy
claro (ergo, explicándonos a nosotros), que lo hizo porque la muerte de
Laguerta le hizo querer volver. Sin embargo, no le dio tanta motivación como
para investigar por qué la pistola con la que le dispararon fue una de
servicio, de Debra, ni para revisar si en sus papeles había algo que se podría
haber pasado por alto.
Quinn, por su parte, en su eterno rol de 0 aporte, ahora se
está tirando a la hermana de Batista, la que, por alguna extraña razón, ahora
se siente atraída por un tipo bastante inútil, con fama de mujeriego, y
bastantes años mayor que ella. Y claro, a pesar de ya no ser una quinceañera,
sigue siendo la niñera. Dexter debe pagar muy bien, lo que me hace pensar que
la policía de Miami debe pagarle muy bien a sus empleados, incluso a los del
laboratorio. Claro, esa relación de seguro va a causar conflictos, el motor de
toda historia, pero conflictos vacíos, y que claramente no nos importan.
¿Qué hay de los principales, los que realmente cuentan? Eso
pinta un poco mejor. Por fin Debra tiene la reacción que debió haber tenido la
temporada pasada, pero aún sigue cubriéndole las espaldas al hermano por nuevos
desastres. Dexter parece haber vuelto a ser el de antes, sin embargo hay cosas
que se notan son culpa de la nueva “administración de la serie”.
Me pareció excelente la referencia al club de bolos, pero
¿qué es eso de Dexter tirando con minas irrelevantes? Dexter tenía problemas
con el sexo, no le interesaba. Logró superarlos cuando empezó a importarle una
persona, dañada como él, y hasta la temporada 5, sólo con personas dañadas
había podido estar, siempre con “sentimientos” involucrados. Ahora resulta que
nos muestra que todo vuelve a la normalidad, porque se tira a una mina X (sólo
para mostrar tetas en el primer capítulo, como ha sido la tónica de la serie).
¿Qué normalidad es esa? Ciertamente no la normalidad de Dexter. Eso es lo que
molesta. Además de una voz en off que se vuelve explicativa y no una entrada al
cerebro del asesino.
Por otro lado, nos presentan a quién sería el antagonista de
la serie (y no necesariamente el malo), una psiquiatra/neuróloga/criminalista/lo-que-sea
que sabe el secreto de Dexter por obra y gracia de Dios. Supongo que más
adelante explicarán que de hecho ella asesoró a Harry y le recomendó entrenar a
Dexter, sin embargo eso no explica por qué no apareció antes, cuando se había
descubierto al Bay Harbour Butcher…
Hay un par de cosas más, que salieron en la promo del
próximo capítulo, pero voy a esperar a la próxima semana a que se materialicen
para comentarlas con propiedad, y no adelantarme.
¿Qué podemos esperar, entonces? Creo que no mucho. El
asesino que les saca la cabeza parece interesante, pero considerando las
últimas temporadas, no me extrañaría que se diluya en nada. Lo más sensato
sería bajar bastante las expectativas y rogar que estemos equivocados y nos
sorprendan, y que ojalá la serie termine con dignidad. Acabar de buena manera,
siento, es pedirle más de lo que puede lograr en este momento.
- No sé que estamos haciendo todavía acá. - No hagas preguntas y cobra el cheque. |
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