Hola.
Hoy se me ocurrió ir a andar en bicicleta al cerro San Cristóbal. La idea era llegar hasta el Jardín Japonés, porque la última vez que fui solo alcanzé la mitar del camino. Ahora iba más acostumbrado a la bicicleta, y ayer también salí a andar para estar en condiciones decentes. Logré llegar sin mayores problemas, bastante entero, así que descansé un ratito, me tomé parte del agua que llevaba (que todavía estaba fresca) y tomé esta foto:
Estando ahí me dieron ganase haber llevado un libro y aprovechar de leer, el lugar estaba rico, especialmente luego del calor que me dio el ponerme a subir como a las 15:30...
Cuando salí del jardín, me dije a mi mismo "mismo, ¿por qué no subimos un poco más, si no estamos tan cansados y aún tenemos tiempo? Veamos hasta donde llegamos". Así que continué. Pero andando me picó el bichito de "Run, Fatboy, Run", "Rocky" y tantas otras, ya saben, "go the distance", así que la cosa ya no se convirtió en ver a donde llegaba, sino en llegar a la cumbre. El problema fue que yo juraba que estaba a medio camino, y resultó que estaba como a un cuarto de camino, con suerte. Pero seguí subiendo, pensando que cada curva era la cumbre, y no paré en el mini parque botónico ni en los campings, ni en los como 5 lugares de descanso que habían, y pedalié no más. Al comienzo fue bastante fácil, era menos empinado que la primera subida, y quizás me estaba acostumbrando al ritmo, pero eso de ver que cada cosa que parecía la cumbre no lo era, descorazonaba un poco...
Sin embargo llegué arriba, y se sintió la raja. Casi que le quitó un poco el gusto a la bajada, que también fue espectacular. Durante la subida me acompañó la mayor parte Rod Stewart, y el resto Tonic, y yo creo que ayudó tener buena música para mantener el ritmo del pedaleo.
Allá tomé estas dos fotos desde donde debe verse mi casa pero no me he dedicado a buscarla:
Pero aún quedaba algo más, ir a la vírgen. Para llegar hay que subir una última cuesta, la más empinada. Fue el único momento en el que tuve que pararme en los pedales para subir, y que terminé en el cambio más liviano. Pero llegué hasta arriba, y era el único ciclista ahí. Creo que todos los otros mamones (incluso ese que subió y bajó 2 veces y me pasó como una vela mientras subía yo a penas no llegó hasta allá). También tomé fotos:
Por último la bajada. Se me hizo tan corta, después de todo lo que me costó subir, en 5 minutos estaba abajo... La mejor parte es entre la base del cerro y el jardín japonés, donde se agarra más velocidad.
Al final fueron dos horas prácticamente exactas de bicicleta, y voy a ver cuando lo repito. No sé si llegue hasta arriba la próxima, pero sí iría al parque botánico a leer, por ejemplo. Santiago no tendrá un borde costero con lobos marinos, pero sus gracias tiene.
Mientras bajaba, pensaba en esos momentos en lo que todo confluye para que las cosas salgan bien, y uno se pone contento, y llegué a la conclusión que es basura. Al final, esas cosas están siempre, al igual que las malas, y es sólo uno el que debe elegir con qué quedarse. Yo me estoy quedando con las buenas, y lo estoy pasando genial, así sean solo pequeños detalles.
PS: Me quemé mucho los brazos... La próxima vez o salgo más tarde o me pongo bloqueador.
domingo, febrero 08, 2009
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