domingo, mayo 31, 2009

Uno menos

Y se casó Sasha, el primero del grupo en pisar el palito. Sé que realmente no hay ningún cambio, vivía con Daniela hace tiempo, seguía juntándose con nosotros igualmente. Esto es sólo una formalización, y sin embargo se siente como algo grande. Ahora Sasha tiene un anillo, y puede hablar de “mi señora”. Es raro…
En cualquier caso, el matrimonio estuvo choro. Fue más tradicional de lo que esperaba la fiesta, lo que a mis ojos fue extraño, pues esperaba algo distinto. Quizás mucha música de matrimonio, pero los minutos que estuvo buena, por dios que estuvo buena, y yo lo pasé muy bien el rato que bailé. Nuevamente probé ser líder de opinión, y cuando salí al balcón me siguió medio mundo. Lástima que saliera porque quería estar solo un rato, jajaja.
Acá hay algunas fotos. Felicidades Sasha, le toca a Cango.




PD: Pucha que me gustó la polola del hermano de Sasha. Del hermano grande que parece chico, Paul, no de George, obviamente. ¿Qué se hace en esos casos? ¿Estará bien pedirle gancho a Sasha? O por lo menos que avise si termina con el hermano…

viernes, mayo 29, 2009

Viaje a Argentina, Epílogo

Bien, eso fue en resumen el viaje. Por supuesto, el viaje fue mucho más que eso, pero muchas cosas son para comentar en persona, otras para no comentar, algunas supongo que estarán guardadas en el palacio de la memoria y sólo surgirán cuando se necesiten.

Lo pasé genial y repetiría la experiencia sin dudarlo. Conocí parte de Argentina, aprendí algo de sus costumbres, de su gente, de cactus, de manejo, de mí, de Carola, de música, de bola 8 y de montones de otras cosas.

Acá hay un mapa con el recorrido a grandes rasgos. No he logrado encontrar un buen mapa completo de Argentina con las rutas como para tener (de buena resolución), sólo uno cortado que estoy uniendo de a poco (y este es una parte), pero no calza bien.



Después de esto quedé con ganas de dos cosas (a parte de alguna vez volver a hacer el recorrido con más tiempo para hacer los tours largos por los parques): Tomar el camino de Mendoza directamente al sur, y luego reentrar a Chile por Osorno (o por el lago Todos los Santos, tendría que ver si es posible y la navegación no muy cara) para luego seguir por la carretera Austral, volver a cruzar a Argentina y luego seguir hasta Punta Arenas; y tomar de Mendoza directamente al norte, por San Juan, San José de Jáchal, Catamarca, Tucumán y Salta (si alcanzo a llegar), que es donde estaría el ambiente selvático y tropical que Carola recordaba.

Para lo primero necesitaría unas vacaciones más largas, probablemente sus dos semanas, al menos 1 y media, pues los caminos no deben ser muy buenos. Para lo segundo podría animarme en otro fin de semana de este estilo, con un primer día llegando hasta Catamarca o La Rioja… Entonces, damas y caballeros, si alguien quiere ir, le recomiendo que revise que su licencia de conducir esté en orden (pues no puedo manejar todo el viaje si se quiere recorrer todo eso) y que avise, porque el 16 de Julio es probable que, habiendo un partner y estando habilitado el paso, parta a Argentina nuevamente.

Antes de eso está el fin de semana largo del 29 de Junio. ¿Alguien recomienda algún viaje más cortito para realizar? ¿Pichasca, quizás? Podríamos tomar un camino alternativo por San Felipe, Putaendo, Cabildo y unos caminos de tierra... Salir el viernes sin presión en la mañana, quedarse alojar en Ovalle o Monte Patria (o quizás en un camping, o dormir en el auto, da lo mismo), el sábado visitar el parque de Pichasca, de repente visitar la central Los Molles o el parque Fray Jorge, y el Domingo ir viendo que se encuentra en el camino de vuelta, lo que nos habría faltado ver el Viernes. Claro, en tres días podríamos recorrer más, pero en este caso optaríamos por recorrer bien.

Bueno, si alguien quiere, que avise.

Ah, en el viaje, cada vez que me bajaba del auto, descubría que me gustaba más cuando lo miraba. Ahora estoy muy seguro que fue una buena compra.

Y entre hoy y el 29 hay varios fines de semana normales, donde también se puede ir a pasear. Ya está claro que voy a ir alguno al litoral central de la quinta región, pero el resto puede ser cualquier cosa. ¿A alguien le tinca ir a jugar rol en una ciudad desconocida? De repente buscar en un mapa la localidad con nombre, pinta o ubicación más extraña, e ir para allá. Ahora se puede. Y si somos muchos, convencemos a Adrián de que vaya también en su auto.

Bueno, solo estaría faltando subir un álbum del viaje. La próxima semana selecciono fotos de mi set (cuando Carola me pase el suyo haré lo propio con ese) y las coloco en picasaweb para que se deleiten.

jueves, mayo 28, 2009

Viaje a Argentina, Parte 4


Después de dormir, aunque no hubiese sido el plan original, partimos a San Juan. Lamentablemente era Domingo, y para más remate el Lunes era feriado, así que el centro estaba muerto, casi todo cerrado. Igual dimos algunas vueltas, nos bajamos a ver si había algo y encontramos una confitería abierta donde compramos pico dulce, incluyendo unos que se supone que brillan en la oscuridad.



Sin mucho más que hacer ahí, partimos a Mendoza. Quedaba poca nafta, así que el Capitán nos empezó a alegar, pero era suficiente para llegar a una bomba. En Mendoza la cosa fue similar, todo bastante cerrado salvo lugares para comer, pero me llamó la atención que a pesar de eso había mucha gente en el centro paseando.

Fuimos luego a 2 shoppings, el primero era un Jumbo-Easy con algunas tiendas más, y entramos porque en un principio pensamos que era “el shopping” de Mendoza (“pobres argentinos, sólo un shopping de nada”, diría Obelix), pero una vez adentro Carola determinó que definitivamente ese no era en el que había estado antes, así que luego de pedir direcciones partimos al otro. Tienda ancla: Falabella. O sea, claramete el tema de los malls o shoppings como los llaman allá son una exportación de Chile, allá en Argentina el modelo sigue siendo las galerías comerciales, y tiendas especializadas o bazares en vez de tiendas por departamento. Mientras Carola buscaba algo en Falabella, yo pasé a una librería a mirar si había algo distinto. No mucho, la verdad. Eso sí en el Jumbo me había comprado dos libros que, aunque no conocía ni me interesaban mayormente, estaban tan baratos que no pude resistirme. Igual se ven como best sellers decentes, uno por el autor del Jardinero Fiel.

Después de eso pasamos a un Wallmart a gastar los últimos pesos argentinos que nos quedaban (que saldría más a cuenta que cambiarlos en Chile) y tomamos camino al paso Los Libertadores.

Los Argentinos en general manejan pésimo, ni pescan las señalizaciones, te tiran el auto, etc, pero acá comprobamos, tal y como dijo Carola, que les pones una curva o una cuesta, y se mean enteros (claro, están acostumbrados a pampas lisas y rectas), por lo que en el camino iban a 2 por hora, y no adelantaban nunca. De vez en cuando uno veía algún auto adelantar, y era chileno.



Al lado de Mendoza había un embalse y un río bien bonito, tienen suerte los mendozinos, pueden hacer un buen paseo de fin de semana allá.


En Uspallata cambiamos nuevamente de puesto, y seguí manejando yo. Aprovechamos de acomodar los cactus debajo de la maleta, al lado de la rueda de repuesto, esperando así evitar problemas en la aduana.

Llegamos al paso sin problemas, y ahí tuvimos que esperar más de una hora para poder pasar. Para colmo, se les olvidó timbrarnos un papel así que me tuve que devolver a buscarlo al primero de los 4 puestos en los que nos pararon (a pie, y no hacía calor a esa altura).

Al pasar a Argentina sólo nos preguntaron si llevábamos algo vegetal (y si habíamos tenido síntomas de resfrío), acá por otro lado, nos dieron vuelta el auto. El tipo fue re buena onda, en todo caso, me preguntó si llevaba algo de origen animal o vegetal, y luego me preguntó si podía ver la maleta. En Argentina también hicieron eso una vez, removieron bolsas, abrieron el bolso de Carolina y listo, por lo que pensé que sería similar. Nones, partió con mi bolso, metió la mano profundamente y me preguntó que tenía adentro (más que nada ropa sucia, pobre tipo). El bolso de Carola creo que no lo hurgueteó, sólo pidió abrirlo. Luego vino mi mochila de mano, que tenía la cámara, binoculares y leseras para llevar a mano en el viaje, y después las bolsas de supermercado. También abrió la guantera, pero no la revisó mucho. Definitivamente, de no haber escondido los cactus, hubiésemos tenido problemas… de hecho, ahora que recuerdo, tuvimos en Argentina un par de controles sanitarios, y un tipo metiendo la mano en la maleta se pinchó. No sé si habrá alcanzado a atinar que es lo que era o le dio lo mismo, pero traté de poner cara de nada cuando lo escuché gritar.

Bueno, después de eso seguimos camino, llegamos a Santiago relativamente rápido desde ahí, se notó que estábamos en Chile porque no pasó mucho rato hasta que tuvimos que pagar un peaje (creo que en Argentina tuve que pagar sólo 2, si es que, y un par de “fumigaciones” por control sanitario, a app 300 pesos cada una).

Casi 96 horas y más de 3.000 kilómetros después estaba dejando a Carola en su casa y partiendo yo para la mía. Lástima que el cuentakilómetros reiniciable llegue solo hasta 2000 (que número más arbitrario), por lo que no se pudo tomar una foto a los 3000 (hay una a los 1.500, creo, o a los 1.000, parece que están en la cámara de Carolina porque no recuerdo haberla visto en mis fotos).

Me había comprometido a ayudar a Carola en una cosa que tenía que hacer para el día siguiente, pero cuando llegué al depto noté que estaba muerto, y que necesitaba descansar. Le mandé un mail excusándome (aunque luego caché que igual no hubiese podido ayudarla). Supongo que se la debo para alguna otra ocasión.

Y eso fue el viaje. Queda pendiente el epílogo con conclusiones, y poner el mapa del recorrido, que será mañana, si la Difunta Correa quiere.

miércoles, mayo 27, 2009

Viaje a Argentina, Parte 3

Ok, acabábamos de salir del casino con suerte dispar, y partimos al sur con la intención de ir a un cerro que tenía bonita vista. En el camino, Carola apagó las luces por un par de segundos (estábamos en la carretera, y aunque no venía gente, era peligroso) y el cielo se vio espectacular. No había luna, así que se veían muchas más estrellas que de costumbre, y más de las que vi en el Valle del Elqui. Aproveché de sentarme en la ventana a lo Duke de Hazard y así anduvimos un rato, yo mirando las estrellas mientras Carola manejaba.

A medio camino decidimos, como les conté antes, cambiar de rumbo y tomar un desvío hacia el norte, a una cuesta que se supone era muy bonita. La cuesta era efectivamente muy chora y bonita, pero no era la que Carola recordaba. De algún modo nos engañó un poco el mapa del hotel que teníamos, porque supusimos que una línea punteada era un camino menor (la cuesta, en este caso), cuando realmente parece que simbolizaba un río. El camino era mayormente de tierra, y flanqueado por hartos cactus, de los tratamos de sacar fotos (de noche no logramos sacar mucho) y además unos ¿brotes? para llevar a Chile. Igual que Sol, Carola colecciona cactus, y ahora entre los dos viajes creo que estoy bastante interiorizado en diferentes aspectos de este tipo de vegetación =)

Cuando estábamos como en el sector más alto de la cuesta, paramos un rato, yo quería salir a mirar el cielo y escuchar el ambiente. Se sentía correr el río abajo, pero no se veía. Carola se quedó terminando de preparar el café, que logramos hacer derritiendo hielo con la calefacción y luego calentando el agua con el calentador eléctrico que se enchufaba al auto, pero la porquería terminó media derretida y llenando el auto con olor a plástico quemado. Aprovechando el espectacular lugar, solitario, tranquilo, al lado de un barranco, con el sonido del río y las estrellas arriba, decidí que era el momento para llevar a cabo un pequeño rito de paso que antes de salir había descubierto que tenía que realizar, así que mientras Carola tomaba café, me quedé unos minutos afuera, produje el objeto a ser imbuido con energía que había procurado en el Wallmart de Córdoba (muy barato, por cierto), y ahí me quedé conversando con él un rato. Volví al auto una vez terminado el ritual, más contento, tranquilo, libre. Definitivamente estos lugares en donde no hay nada alrededor son los mejores para hacer cosas estúpidamente significativas.



Continuamos camino tranquilamente y sin apuro, y pronto comenzó a amanecer. Yo estaba cayéndome de sueño, la verdad, así que me pegué una pequeña pestañada antes de llegar al siguiente pueblo. No fue mucho, porque el camino era de tierra, pero sirvió. El pueblito, llamado Pagancillo, era muy pequeño, una localidad con casas todas de adobe, algunas bien bonitas, pero todas sencillas. Estábamos a pocos kilómetros de Talampaya, parque nacional y uno de los principales destinos del viaje, así que para allá nos fuimos, llegando justo cuando abrían, a las 8:30. Teníamos la esperanza de que tuvieran ducha, pero no, así que hubo que conformarse con lavarse los dientes y la cara nada más.

De guía para Talampaya nos tocó Fanny, si la memoria no me falla, y Roberto (creo) conducía la van (no entiendo por qué no era solo una persona, pero bueno). Ambos vivían en Pagancillo, y algo me dice que ser guía turístico es la principal fuente de ingresos del pueblo. Estoy tratando de aprenderme los nombres de las personas, se supone que hace bien, y si me las vuelvo a topar alguna vez en la vida y las saludo por su nombre, probablemente se sientan bien. Los uruguayos que podrían venir a quedarse en mi casa no me dijeron sus nombres, pero estoy casi seguro que a él le decía “llama”.

Pero me desvío del tema. En el camino al lugar “turístico” del parque, que son unas enormes elevaciones de roca de color rojo, nos topamos con unos extraños roedores que parecían conejos superdesarrollados con patas delanteras grandes. Debo decir que no logré entender el nombre de estos animales, y como había preguntado ya 3 veces me dio vergüenza seguir haciéndolo, pero gracias a la maravilla de internet puedo confirmar que eran maras. Otros animales que vimos fueron cóndores (a lo lejos), guanacos y ñandúes, todos cruzándose convenientemente por el camino. Más tarde, conversando con Carola, nos dimos cuenta que ambos pensamos para nuestros adentros que había alguien cerca del camino liberándolos convenientemente cuando pasábamos.



El lugar era efectivamente impresionante, murallas totalmente verticales de roca roja de, creo, unos 150 metros de altura. Se veían ciertas rajaduras en algunas de las murallas, y el agua había generado algunas cuevas. Cuando llueve, se supone que pasa el río y no se puede entrar, ya que nosotros llegamos por el cause del río seco. Sin embargo llueve poco, y el agua dura la nada misma ahí. Nuevamente hicimos el tour corto y barato que sólo nos llevó a la entrada. Uno más largo a precio razonable partía a las 4, pero nos iba a dejar sin tiempo para ir a recorrer San Juan. Carola había hecho antes uno que entraba un poco más y dijo que era muy bonito más adentro. Había aún un tercero que llegaba hasta el fondo, y por las fotos se veía re choro, así que habrá que hacerlo algún otro día en el que vaya con más tiempo, al igual que el largo de las Sierras de la Quijada. De algún modo, tal como Carola evangelizó con Talampaya y e Ischigualasto (ya vamos para allá), ahora me toca a mí hacerlo y llevara alguien allá (gastos compartidos, probablemente).



Bueno, luego de Talampaya nos fuimos a Ischigualasto, conocido también como El Valle de la Luna, claramente tratando de aprovechar la fama del chileno. El lugar es bonito, pero me pareció raro que lo que más me gustó no fueron las paradas turísticas, sino que el entorno en sí. Son 5 paradas con diferentes formaciones rocosas y un guía explicando sobre como se formaron y las eras geológicas. Hay fósiles del triásico también… Las formaciones son choras, pero creo que eso de que te señalen “esto es bonito, mírale” me deja como esperando algo más de lo que realmente hay, por lo que disfruto más de esas cosas no señaladas que son igualmente preciosas. Me pasó lo mismo en Las 7 Tazas, en las que disfruté más del camping mismo que del parque. Bueno, el tema es que fue un tour de 3 horas en nuestro propio auto, para luego volver por nuestra cuenta. Al final había un museo, que nos saltamos porque nos fuimos al final y más lento para recorrer bien el lugar, que como dije era hermoso. Acá se mezclaban los colores que habíamos visto en los otros parques y caminos, teniendo montañas grises, amarillas y rojas. Además nos tocó un cielo azul pintado con ciertas nubes, y vimos de todo (yo al menos) en ellas.





Después del parque seguimos hacia San Juan, y yo me fui bastante distraído mirando las nubes y jugando con la palma de mi mano por la ventana como si fuera un avión, a-la-Macross Plus. Jamás pensé que eso fuera a ser tan entretenido!

A mitad de camino cambiamos de puesto, Carola venía manejando desde la Rioja por como 15 ó 16 horas, y además yo tenía ganas de manejar.



Entrando a San Juan me equivoqué de camino y tuvimos que devolvernos, pero entremedio nos sirvió para ver una ciudad cercana, y luego recorrimos todo el centro de San Juan unas cuentas veces, simplemente para conocerlo. La idea era ir a un embalse que quedaba cerca de echarse y disfrutar tranquilamente, pero antes queríamos ducha y comida. Preguntamos en montones de servicentros, y todos nos mandaban a otro que se supone que tenían ducha, pero nada. Al final paramos en un hotel que nos arrendaban la pieza por 3 horas para ducharnos en 40 pesos (la idea surgió de buscar un motel por horas, pero no vimos), y ahí Carola aprovecho de sacar un mapa de la ciudad. En el mapa había unos hostales anunciados, así que decidimos ver si lográbamos sacar algo más barato (aunque en 3 horas alcanzábamos a ducharnos y dormir un rato, lo que no pintaba tan mal). Cuento corto, encontramos un hostal donde el tipo fue súper amable y nos dejó usar la ducha gratis, así que con renovada energía partimos en busca del estanque, para el cual también conseguimos mapa. Además, en el hostal tomamos una guía de hostales en Argentina, así que definitivamente la próxima vez que vayamos, cada uno por su cuenta probablemente, ya no vamos a tener que perder tiempo buscando alojamiento, sino que simplemente recorriendo sin rumbo, lo que es mucho mejor.

Bien, en el camino al embalse, como a las 2 de la mañana, creo, pasamos por la calle de los pubs de San Juan, y vimos uno que parecía como ok para nuestro target. Quedaría de plan B, pensé. A Carola la ducha no la despertó tanto, así que se puso a dormir mientras llegábamos al lugar buscado. Lo primero que encontré fue el dique, en donde había harta gente, incluso carpas alrededor. Era un lugar aún urbano, en todo caso, y se notaba su uso común para carrete. Traté de tomar algunas fotos sin mucha suerte y seguí buscando playas junto al embalse. Lamentablemente todo era privado, y lo que no, igual tenía horario de acceso, por lo que no pude entrar a ningún lado. Hubo un sector que pensé podría llevarme hacia el embalse, pero era camino de tierra y Carolina dormía, y no quería despertarla por una falsa alarma. Me empezó a dar sueño a mí, así que decidí volver al dique, estacionar el auto y dormir también. So much for plan B...

Al lado del conductor caché que cuesta más dormir que al del copiloto, porque como están los pedales no se pueden estirar bien las piernas. Quizás es sólo cosa de costumbre… Había comprado también una de estas almohadas de viaje que van alrededor del cuello, y en ese aspecto la encontré totalmente inútil. Igual me sirvió usándola como almohada normal, dejando las extensiones hacia arriba.

Me desperté varias veces, y finalmente como a las 8 creo que terminamos ambos despiertos y listos para ir a San Juan a comprar cosas (después de un gran café, claro). Unas horas antes, en un momento en el que ambos coincidimos despiertos, había sugerido ir a Mendoza, pero Carola quería aprovechar de recorrer tiendas baratas en San Juan como las que vimos en la Rioja, así que habíamos seguido durmiendo. Como ella durmió mucho mejor que yo, ella condujo de vuelta a San Juan. Pensé tratar de dormir, pero no daba…

Me estoy adelantando de día, eso sí. Ya sólo queda la última patita de vuelta, con el contrabando de cactus incluido, que vendrá en el próximo capítulo.

martes, mayo 26, 2009

Viaje a Argentina, Parte 2

En el capítulo anterior los protagonistas pasaron la noche en Córdoba en un hostal, con la intención de dormir bastante, de modo de evitar dormir la noche siguiente.


En la mañana nos levantamos relativamente tarde, como a las 10, si mal no recuerdo. Luego de una rica ducha, algo que durante todo el viaje, antes y después, estuvimos deseando constantemente, fuimos a buscar una casa de cambio para que Carola cambiara su plata. Acá hago un paréntesis sobre las duchas argentinas: en general son abiertas en el baño, al lado tienen una goma como esta para limpiar vidrios para ayudar a secar un poco el piso al final, y normalmente no tienen ni cortina, al menos eso me dijo Carola. En el baño de hombres del hostal había 2 duchas, una con y otra sin cortina, pero la verdad no había mayor diferencia. Estos argentinos están majaretas...

Dimos un par de vueltas a pie por el centro de Córdoba, encontramos la casa de cambios y seguimos mirando, Carola andaba tratando de encontrar unas botas y con ganas de comprarse algo, aunque no sabía qué. Al igual que Sol y Pável unos días antes, sugirió que buscara unos pantalones que no se me estuviesen cayendo. Claro, visto así no suena tan bien, pero si lo pongo en perspectiva de que cuando los compré me quedaban super bien, lo tomo como un cumplido de que estoy más flaco, aunque ella no lo haya pensado así :-) Estuvimos por ahí como hasta las 3, creo, nos topamos con una protesta de bancarios con cánticos bastante más animados que los que se ven por acá (o esa impresión me dio, no suelo meterme mucho en marchas) y el centro casi, casi desaparece otra vez, pero volvimos al auto sin problemas. Otra curiosidad es que en todas las cuadras hay por lo menos una “Playa”, o estacionamiento. No son tan grandes estos edificios, dos pisos a lo más, y está lleno. En las otras ciudades también vimos, pero no tantas.

Originalmente habíamos pensado quedarnos hasta más tarde en Córdoba y llegar a puro carretear a La Rioja, pero como ya estábamos más o menos listos y tanta hambre no teníamos, decidimos partir al tiro y aprovechar así de recorrer La Rioja antes del carrete. Compramos un par de sándwiches de milanesa, y entramos a una fuente de soda a pedir que los calentaran. Sinceramente yo pensaba que nos iban a mandar a la punta del cerro (cosa que no era tan fácil, porque como comentaba los cerros no abundan en el paisaje) porque no es muy buena educación eso de llevar comida propia al restaurante, pero como dije antes la gente allá es muy buena onda y lo hicieron amablemente, y hasta conversamos del calentamiento global con el cocinero.

Partimos pues, yo manejando, hacia La Rioja. Teníamos 2 opciones de camino, y elegimos el más largo por dos razones: pasaba por Jesús María, en donde vivían unos amigos de Carola que podríamos pasar a visitar, y porque también cruzaba un lago, así que tendríamos un super panorama. En el camino Carola prefirió no ir a ver a sus amigos porque no estaba tan segura de poder encontrar su casa, y quería intentar no llegar tan tarde a La Rioja.

El camino era super seco, pasamos por zonas de salar, para que repetirles que era increíblemente plano y que se veía hasta muuuuy lejos. Recuerdo ahí que nos paró una policía (como en todas las fronteras de estado) muy simpática, que nos dio instrucciones de cómo seguir. Lo divertido es que tenía un acento tan cantadito, que casi parecía que lo estuviera forzando. Hasta los carabineros son enteros buena onda allá, como que el viaje cambió mi percepción de los argentinos, para mejor. Parece que el problema son los porteños...




En el camino encontramos uno de los lugares que más me gustó del viaje, sin ser ninguna maravilla, y probablemente fue por lo extraño, inesperado y también por el momento del día en el que lo encontramos, que hizo que se viera más choro. Era un parador abandonado, donde había 2 buses desarmados y destartalados, al igual que un auto. Del auto no tengo fotos, de los buses sí. Aprovecho de explicar algo de las fotos que tanto piden con gente: tengo pocas fotos donde salgo yo por dos razones, porque en general no me gusta mucho tomarlas (y me agrada National Geographic), y porque para evitarnos problemas con Carola en vez de cambiarnos las cámaras a cada rato para tomarnos fotos donde apareciese el dueño, nos tomamos fotos “cruzadas” para luego pasarnos todas las fotos que cada uno tomó, cosa que aún no hacemos. Bueno, en la cámara de la Carola hay fotos del auto, quizás cuando las tenga subo alguna. En cualquier caso, creo que acá tomamos algunas de las fotos más choras del viaje (yo al menos).





Continuamos camino a La Rioja, y nunca nos topamos con el dichoso lago. Recién ahora, viendo un mapa más grande, veo que la mancha que aparecía en el otro que supusimos era un lago, realmente era un salar, o sea que pasamos por ahí todo el rato. La Rioja era una ciudad pequeña, me recordó al estilo de Quillota, bastante pueblerina, pero con una mayor periferia, quizás. Su “gracia” radicaba en la cantidad de motos que había. ¡Estaba lleno, repleto! Andaban de a 3 por moto, y cargando paquetes. Era efectivamente el medio de transporte de la ciudad, y se metían por cualquier lado. Nos dimos una vuelta por la ciudad, pensando en recorrerla, y cachamos rápidamente que era pequeñita. Lo que no era pequeño, al menos en comparación con la ciudad, era la universidad, que sin ser bonita era sumamente completa, con laboratorios para todo y una montonera de carreras. Aprovechamos de pasar al baño, y sorpresa, sorpresa, las tazas ni tapa tenían. De más está decir que papel higiénico tampoco... ¿Qué onda los argentinos y sus baños?




Carola tomó el volante, nos dimos una vuelta más por el centro y nos estacionamos con la intención de recorrer un poco y buscar comida, al menos para mí que había picoteado menos de la mitad del sándwich, porque iba manejando y eso no sé si me quita el hambre o hace que se me olvide que hay que comer, pero el asunto es que no comí casi nada. En eso encontramos un par de tiendas de ropa usada que tenía cosas muy baratas (aunque para mujeres), y carola salió con un par de vestidos y una falda. Había varios chaquetones muy bonitos y baratos (a 1.500, más o menos), que hubiese comprado para regalar incluso, pero estaban súper manchados, como teñidos, y no sé si hubiese salido.

Mientras nos echaban de la tienda por la hora, aprovechamos de preguntar por lugares a donde salir. La cara de extrañados de los dependientes confirmó las sospechas de que La Rioja era como el Quillota chileno (y explica por que Bolocco no estaba ni ahí con quedarse allá), y solo pudieron recomendarnos un lugar donde tocaban folklore argentino y El Cielo, un bar con pool. Y a ese segundo fuimos. En el camino vimos que había un casino (y un night club que Carola confundió con un hotel, por lo que cuando fue a pedir información turística no logró conseguir mucha) y quedamos de darnos una vuelta por ahí cuando estuviéramos más prendidos.

Al lado del Cielo, que ya no se llamaba así, a todo esto, había una feria de artesanía ecléctica en donde había de todo mezclado en una cuadra: muebles, comida, inciensos (llamados sahumerios), artesanías, ropa, libros... En general todo choro. Ahí tanto Carola como yo actualizamos nuestros bananos (allá riñoneras). El nuevo mío es bastante parecido al que tenía, pero de cuero y con un par de cierres más a los lados, y con uno menos “principal”. Me sorprendió luego notar que los cierres están hacia el otro lado, y debo decir que sudé un poquito frío, pero me tranquilicé cuando pensé que era conveniente para sacar los audífonos del reproductor de música.



Bueno, llegamos al cielo, y estaba súper piola. La música era ideal, clásicos del rock argentino (que luego trocaron por clásicos ochenteros, incluyendo una canción que no fui capaz de identificar y que tenía un video tan malo que quiero ubicar solo para ver el resto de los videos del grupo), y los precios re buenos. Carola tomó ferné y me dio a probar, y yo pedí una chela para la colección. Me trajeron una de litro, y como el plan consistía en seguir andando luego o ir a carretear en otros bares, no podía permitirme tomarme eso en el primer bar, así que la cambié por algo más chico. Lo mínimo era una Quilmes de medio litro…

Como comenté era un bar de pool, así que después de comerme un sándwich (que estaba muy bueno y tenía casi de todo) nos pusimos a jugar bola 8. Las mesas funcionaban con monedas, 2 pesos (como 300 pesos chilenos), y debía jugarse bola 8, porque las pelotas van quedando guardadas cuando las metes, salvo la blanca que vuelve, por lo que si juegas otra cosas y metes más una bola, no las puedes sacar.

Yo soy malo para el pool, y Carola sabía jugar, pero no era seca (aunque se mandó unas jugadas espectaculares, seguidas normalmente de un fallo igual de espectacular), y al final terminé ganando 2 de las 3 partidas que jugamos (la primera no la ganó nadie porque la bola 8 no la metimos en la misma buchaca que la última del color), pero más que nada por suerte.

Como la vida nocturna de La Rioja era bastante nula, decidimos que el próximo paso sería ir a comprar hielo y buscar un lugar piola para tomarnos en Ferné que habíamos comprado en Córdoba (sí, ya, no conté cada detalle de lo que hicimos) y adelantar algo de camino hacia los parques que visitaríamos el día siguiente, pero no antes de pasar al casino. El casino era como el resto de la ciudad, super chico. Miramos un rato, jugamos unas fichas, Carola perdió y yo tuve la suerte de ganar en Black Jack (con Black Jack incluido), así que entre los 2 nos fuimos netos.

Partimos sin rumbo fijo, buscando en un mapa y folleto turístico recientemente adquirido en un hotel (de verdad) donde valdría la pena ir. Comenzamos hacia el sur, pensando en ir a una montaña del toro, creo que se llamaba, pero luego encontramos en el mapa una cuesta que Carola recordó haber pasado antes, que era de estilo casi selvático y que podría valer la pena recorrer, más aún considerando que probablemente al cerro no podríamos pasar de noche porque era parque nacional, así que cambiamos de rumbo. Sin embargo, no era la cuesta que ella recordaba, sino algo completamente distinto que tendríamos que descubrir en el camino...


Hasta acá por ahora, porque llevo mucho. Ya seguiré con el resto. ¿Sirven de algo los cliffhangers para dejarlos entusiasmados?

lunes, mayo 25, 2009

Viaje a Argentina, Parte 1

Directo al grano, quizás otro día floree más la historia. Partimos de Santiago como a las 10 de la noche del miércoles 20. La idea era salir un poco antes, pero la Carola se atrasó por temas de pega y otras cosas, así que no se pudo no más, pero como íbamos sin itinerario fijo ni nada, daba lo mismo.

El viaje tuvo hartas cosas choras, raras y simpáticas, siendo la primera que entramos de ilegales a Argentina y estuvimos así por como 20 minutos o más, porque se nos pasó la aduana y seguimos de largo. Creo que durante la estadía en Argentina no nos pidieron ninguno de los papeles que después nos dieron en la aduana, así que en teoría habríamos podido seguir sin problemas. Sólo hubiésemos tenido problemas a la vuelta a Chile, porque legalmente nunca habríamos salido. Mal puesta la aduana Argentina, hay que tomar un desvío en el camino para entrar. Igual despistado yo que no vi la entrada, pero estaba esperando una barrera infranqueable, como en Chile. No, si quieres entrar ilegalmente a Argentina, es súper fácil…

De ahí la primera parada fue Uspallata para sacar plata, y no me funcionó el cajero. Por eso tuvimos que parar y darnos unas vueltas en Mendoza para encontrar un cajero automático poner bencina, cosa que costó porque probé como en 3 cajeros, que no me decían cual era el problema. Finalmente uno me dijo que excedía el máximo de giro diario (quería sacar 500 pesos, que son como 80 lucas, y el máximo es 200 lucas), lo que era super raro, pero al final pude sacar al menos 300 pesos. Probando los días siguientes caché que los cajeros automáticos argentinos están majaretas, porque podía sacar 2 veces el mismo monto, pasándome así en teoría del límite diario que me daba, pero no podía sacarlo de una. Bueno, esto debe haber sido como a las 7 de la mañana hora local, y llevaba su buen rato manejando, así que cambiamos de puesto con la Carola. Creo que a la salida de Mendoza (por un camino medio alternativo y no la carretera principal) dormí un poco, pero no estoy tan seguro.



El camino a Córdoba es increíble, totalmente plano, y llega un punto en el que no se ve NADA a ningún lado del camino, y el horizonte está lejísimo. En la noche esto también se notaba, porque se veían las luces de los autos en contra a una distancia increíble. El cielo se veía más grande, y más cercano. Aparte del camino y la pampa, era todo cielo. A todo esto, el tiempo era como si estuviésemos en verano…

Camino a Córdoba vimos un cartel de un parque nacional llamado Sierra de las Quijadas, que Carola no conocía, y como no teníamos planes ni horarios, decidimos ir. Primera sorpresa, los parque argentinos tienen precios diferenciados (y con mucha diferencia) para los locales y los extranjeros, e incluso para los de la misma provincia tienen un costo especial. De un modo fomenta el turismo local, lo que está bien, pero asumen que los extranjeros tienen más plata para gastar… Había 3 opciones de tour, uno autoguiado, uno con guía y caminata de 2 horas a una huella de dinosaurio, y otro de 4 horas a un lugar que se veía espectacular, pero que comenzaba a las 4 de la tarde y eran recién las 12, así que tomamos el más corto. El lugar era precioso, una vista espectacular, y formaciones de las sierras geniales. Espero poder ir nuevamente y tomar el tour largo, porque si el que hicimos era el más penca, lo otro tiene que ser sencillamente genial (y así lo parecía en las fotos). La huella de dinosaurio no me tinca tanto, la verdad, y puedo ver algo así más cerca en Pichasca.




Después del parque seguimos camino a Carlos Paz, cerca de Córdoba. Paramos antes en un pueblo llamado Villa Dolores a tratar de buscar comida, pero no encontramos porque los Argentinos después de las 3 cierran todo y no abren hasta la hora de comida. No es como acá que puede que no encuentres de todo lo que hay en el menú, sino que los restaurantes están totalmente cerrados… Ahí cambiamos de puesto nuevamente y manejé yo hasta Carlos Paz, mientras Carolina dormía. Se estaba perdiendo un paisaje precioso en la cuesta que cruzamos para llegar a la ciudad, pero ya lo había visto las otras veces que fue, por lo que no la desperté.



Carlos Paz era muy bonito, al lado del Lago San Roque, y me recordó un poco a Reñaca, pero con actitud de Pucón, aunque mucho más grande. Era una ciudad turística, pero que queda muy cerca de Córdoba, por lo que tiene actividad y hartos residentes todo el año. Después de una vuelta por el lago, seguimos a Córdoba con Carola manejando, ya que ella se manejaría mejor en la ciudad.

Llegamos cansados, así que la idea fue buscar donde quedarnos, donde comer, y luego ir a carretear. Encontramos un hostal, pero decidimos buscar otra opción para poder elegir, y de repente, sin ni si quera darnos cuenta, el centro desapareció y estábamos en, probablemente, el barrio más penca de Córdoba. Si durante el viaje preguntamos a quien nos topábamos por direcciones, acá no nos atrevimos a abrir las ventanas del auto. Después de varias vueltas (que nos llevaron a un sector del Parque Sarmiento, que es enorme y se veía muy choro), terminamos saliendo de Córdoba y volviendo a entrar. Carolina había impreso un mapa de la ciudad y yo llevé una brújula, así que eso nos ayudó a orientarnos y a volver a donde estábamos. Ya sin muchas ganas de buscar otro hostal (y con la mala suerte de no haber visto otro), nos quedamos en el primero que encontramos. Ya era super tarde, así que no pudimos comer donde queríamos y nos conformamos con una pizza, y el pequeño paseo extendido forzado por córdoba había dejado medio tenso el ambiente (my bad), por lo que salir a carretaer fue cambiado por ir a acostarse. El lugar era re piola, una habitación común en un hostal con gente re amable (todo córdoba parece que es muy simpático), pero creo que la próxima vez no voy a dormir en un dormitorio comunitario, porque las alarmas sonando a las 7 y 8 de la mañana, y la gente llegando a las 3 y 4 en la noche no ayudan a un sueño reparador cuando uno tiene el sueño liviano. En la mañana Carola me dijo que ella había dormido como lirón y que no había escuchado nada, suerte la suya. Tan buena onda era la gente, que incluso un par de uruguayos quedaron invitados a dormir en mi depto si pasaban por Santiago en su viaje a Chile, cortesía de la amistosa Carola que pasó el dato que alojo extranjeros, jajaja.

Mientras comimos pizza esa noche conversamos las opciones para el día siguiente, y sin llegar a comprometer nada, quedamos más o menos en que saldríamos tardecito a La Rioja y que la “recorreríamos” de noche, haciendo un tour de bares y carretes, pasando de largo, para seguir al parque Talampaya en la mañana. Pero las cosas no se dieron tal como lo habíamos pensado...

Bueno, hasta por acá llego ahora. Ese fue “el primer día” del viaje, considerando como día las dormidas, realmente. Quédese en línea para leer el segundo capítulo.

Feliz día de la toalla!!

Eso, pues. Más tarde, si no me duermo antes, les comento del viaje y pongo algunas fotos.

miércoles, mayo 20, 2009

As I Turn to Go

Ya, sí sé que los que leen esto casi todos siguen a Liniers, pero tengo que ponerlo! Esto es humor inteligente y sencillo.


Hoy parto a Córdoba y alrededores de paseo, acompañado por Carola que aceptó oficiar de guía turística. El tiempo es poco, pero las ganas hartas, así que probablemente lo pasemos re bien.

El computador de la casa está intermitente, al parecer la placa madre está en las últimas. Por suerte, Joerg descubrió que parece que si uno lo prende y deja andando un rato (los ventiladores, porque el PC no prende realmente), y luego lo apaga y vuelve a prender, ahí anda. A él le ha resultado, yo aún no pruebo. No es lo óptimo, pero de funcionar me da tiempo para respaldar ciertas cosas y ahorrar un poco para no verme forzado a comprar el computador que ya estaba cotizando...
Joerg se fue hoy también, básicamente porque yo desaparezco por el fin de semana. Me agradó la experiencia harto, no compartimos mucho por mi falta de tiempo (y que soy medio antisocial, claro), pero igual fue agradable, él no molestaba para nada y un par de cosas pudimos hacer. Me comentó sus viajes y mostró algunas fotos, además de su motivación para dejar todo y ponerse a viajar. ¿Estaría dispuesto a hacer algo así alguna vez? Tiendo a pensar que sí, pero no solo, sino que acompañado por alguien con quien disfrutarlo (como los ingleses esos que se están pegando un viaje por 8 meses por el mundo). Definitivamente sigo dispuesto a recibir más viajeros.
Eso es todo por ahora, creo. Ya está todo más o menos listo para el viaje, con hartas Red Bulls y café para no dormirse manejando. La próxima va a ser una semana totalmente inproductiva, pero valdrá la pena. Recordando viajes anteriores (las 7 tazas, valle del elqui, Pucón, BsAs) me doy cuenta que realmente disfruto los paseos, conocer lugares e incluso hasta conocer gente, más allá de lo que se hace durante el viaje mismo, lo que también es entretenido. Supongo que también depende de los compañeros de viaje, el tipo de disfrute es distinto si se viaja solo que si se viaja acompañado, y de la relación que se tiene con dichos compañeros.

Bueno, eso es, deséenme suerte en el viaje. Como no voy con mucho tiempo ni a ciudades específicamente, sino que a recorrer, no ofrezco traer cosas, sorry, será para la próxima.

Ah, Emilio, escuché los primeros discos de B-52, y debo decir que no me gustaron tanto como para seguir con discos más nuevos. No me molestaron, pero la voz de la mina me cansó un poco.
También escuché una canción que me mandó la Coté cuando pude usar el PC, y me gustó harto. Dejé bajando el disco del grupo, a ver si pueden sobrevivir a las expectativas de la primera canción que les escuché, jajaja.

Termino con una foto que me dejó Joerg:

viernes, mayo 15, 2009

De batas, museos y comparaciones

Uno post cortito, con links y datos más que nada.

- Scrubs podría seguir vivo, al parecer varias estrellas se habrían comprometido a aparecer en 6 episodios, y la serie se continuaría en base a los internos: http://www.movieweb.com/news/NEMxBPNTXEu5QV

- Los museos de la Dibam estarán abiertos gratuitamente desde hoy hasta el 31 de mayo. Vean la página de la Dibam (http://www.dibam.cl/), y a mano derecha encontrarán un PDF con la lista de museos disponibles. ¡Aprovechen! En el museo de bellas artes hay una exposición de fotos en 3d tomadas hace como 80 años, está bien chora. A mí me interesa también ir al de historia natural (de santiago y valpo, este último parece que no lo conozco) y al de artes decorativas, que no tenía idea que existiese. Si alguien quiere acompañarme, que avise.

- El "chiste" de XKCD de hoy me pareció bastante descriptivo de mi manera de ver las cosas a veces, y no es una buena manera...

La tercera fila de cuadros está muy buena...

jueves, mayo 14, 2009

Omelette du fromage

Aprovechando que está Joerg, el suizo, en el departamento, se me ocurrió hacer fondue, cosa que me encanta, e invitar gente (a probar). Pensándolo un poco más, caché que un fondue de carne me iba a salir muy caro y además largo de preparar, así que opté por hacer de queso. Como tampoco tenía mucho tiempo, (soy un hombre ocupado) avisé el día anterior que este miércoles habría fondue en la casa y de paso aprovechaba que si no llegaba nadie, al menos estarían los del poker, porque era poker night.

En la preparación aprendí varias cosas:

- La olla para fondue de carne no sirve para el queso, porque se pega. Menos mal que atiné antes y conseguí una olla antiadherente.

- Hay quesos muchísimo más ricos que los que uno acostumbra a comer, pero son caros.

- Cocinando uno come rico, y más.

- La cosa no era tan sencilla como originalmente pensaba, no era llegar y tirar el queso en la olla y esperar que se derritiera. Hay que fregar la olla con ajo, poner vino blanco, poner un tipo de queso primero que el otro… No es nada complicado, en todo caso…

- Se demora harto más en preparar de lo que había pensado.

El resultado fue bien bueno, los que fueron disfrutaron harto del pan con queso de preparación pomposa. Llegaron varios con vino, así que eso tampoco faltó para los que quisieron. El suizo dijo que el sabor era bueno, pero que la consistencia no alcanzó a ser la adecuada, en la que los quesos quedan perfectamente mezclados y al pasar el pan se pega suavemente a éste. Acá había que ser un poco más rudo, pero funcionaba igual. Desapareció todo el queso de la olla, y no se pegó.

Llegó la gente del poker (con invitado) y el suizo con una amiga. 10 en total, creo, que no está para nada mal considerando el corto aviso.

Está para repetirlo, pero no muy seguido, porque el queso no era tan barato. Pero de vez en cuando una buena once de fondue no estaría mal… También quiero hacer de carne más adelante, pero entre menos gente y que ayuden a preparar los complementos.

Para terminar la noche, tuve una buena tarde de poker y terminamos repartiendo el pozo con Manuel, así que igual se recuperó lo invertido en la comida :-)




lunes, mayo 11, 2009

Viendo las cosas con diferentes ojos

Ayer llegó a alojar a mi casa Joerg, un suizo que lleva dos años viajando por Latinoamérica. Trabajó 6 años en Suiza juntando dinero, quiso cambiar de ambiente, vendió todas sus cosas y partió.

Después de conversar un rato nos juntamos con una pareja de ingleses que él había conocido en el hostal en el que se quedó viernes y sábado. Ambos muy simpáticos, llevaban 5 meses viajando, si no me equivoco, por Asia, Australia y ahora Sudamérica. Lástima que andaban con un calendario ajustado porque se tenían que juntar con la hermana de ella (y cuñada de él) en Argentina, y estuvieron solo unos cuantos días en Santiago y ni a Valparaíso pudieron ir.

Dave (el inglés) tenía sus ojos de distinto color, no quise preguntar detalles, pero hoy averigüé que es una condición llamada Heterochromia, y que es genética, pero también puede producirse por accidentes. La otra opción es que fuese un ojo prostético, pero no me pareció así. Dudo que haya usado un lente de contacto de otro color, no era del tipo gótico…

Fuimos a comer y tomar algo al barrio Bellavista, traté de encontrar un bar en particular al que fuimos una vez y que era bien ameno, pero no lo encontré, así que terminamos en cualquier otra cosa, sin ninguna onda. Pero eso da lo mismo, lo relevante (además de conocer gente buena onda que me dejó invitado a comer a su casa cuando vaya a Londres) es notar como cosas que para uno son bastante triviales les llaman la atención. Se sorprendieron con las sillas que habían en la facultad de Derecho de la Universidad de Chile a modo de barricada, allá parece que no tienen paros universitarios. Me sentí medio tercermundista cuando comentaba que es algo que pasa todos los años, y casi una costumbre…

También les llamaba la atención los perros que aparecían de noche y seguían a la gente, y Lisa se los quería llevar todos para su casa. Les comenté que en Valparaíso hay muchos más... También comentaban como los horarios de salir a carretear son totalmente distintos.

Hay muchas cosas propias nuestras que no notamos por estar tan acostumbrados a ellas, y hace falta gente de afuera para que las veamos. Curiosidad: no conocían los palmitos.

viernes, mayo 08, 2009

Esto ya parece chiste...

Como que la gente de Hollywood se dedica a buscarle papeles de personajes carismáticos a Keanu Reeves para demostrar que no puede interpretarlos, y ahora le dan un papel doble, para que se note que no puede marcar diferencias entre uno y otro...

http://www.movieweb.com/news/NEczLihfjHYBfl

Habrá que ver que sale de esto.

jueves, mayo 07, 2009

El Oscuro Pasajero

A pesar de ciertos comentarios esporádicos de Camila diciendo que soy malvado, o de Emilio pensando que soy un robot sin sentimientos, sinceramente creo que soy una buena persona. Claro, viniendo de mí no es la mejor recomendación, y puede sonar medio ególatra, pero es que de verdad pienso que soy bueno. Trato de comportarme como una buena persona, haciendo el bien (o lo que evalúo como que es el bien), pero no sólo porque es lo que se debería esperar o lo que dicta la sociedad o para que los demás piensen bien de mi (de hecho eso último nunca me ha guiado mucho, no me preocupo que los demás sepan que estoy haciendo algo bueno).

No digo que sea la mejor de las personas, que sea un santo o que todo lo que hago sea por el bien mayor, el resto o como quieran decirlo, por supuesto que no. De hecho tengo varios defectos que juegan en contra, como mi timidez, flojera y a veces cobardía, pues como decía Al Pacino en Perfume de Mujer, generalmente sé cual es el camino correcto, y generalmente trato de seguirlo, pero a veces las características que nombré arriba hacen que opte por lo fácil. Sin embargo, no creo que eso haga que deje de ser alguien bueno.

Por otra parte, tengo un lado oscuro. Supongo que la gran mayoría debe tenerlo, salvo quizás esos ultra buenos, o esos ultra neutrales que les da lo mismo cualquier cosa y no le asocian valores éticos a las cosas o no piensan en las consecuencias de lo que hacen, por lo que no se cuestionan sus acciones. Siempre ha estado, de repente no es más que ese que se ríe cuando alguien se cae, o que encuentra fascinante ciertos desastres naturales. Eso no molesta, con eso se vive, y genera ciertas alegrías de vez en cuando si se asume como algo nada más que humor negro e ironía, pero a veces el Oscuro Pasajero (en un cálido homenaje a Dexter) es más fuerte, más mala onda, y presiona por actuar él. Se siente como una sombra grande subiendo por el cuerpo, hacia la cabeza, intentando apagar aunque sea por un minuto el cerebro para que no sea detenido, y a veces casi puedo ver como si quisiera salir por mi boca.

Normalmente, lo puedo contener racionalmente, haciéndome entrar en razón de que sus satisfacciones no son más que pasajeras y cortoplacistas, mientras que el actuar bien y seguir el camino adecuado paga en el largo plazo, aunque pueda ser un camino más difícil al comienzo. De algún modo creo, sin ser mi filosofía ni nada, en una especie de karma cósmico en el que buenas cosas les pasan a buenas personas. Pero no es fácil, debo decirlo. A veces el Oscuro Pasajero tiene excelentes razones para querer hacer sus cosas, y efectivamente se ven muy satisfactorias, y muchas veces capaces de liberarse de inmediatos problemas. Convencerme en esos casos de cual es el camino correcto realmente cuesta, y hace que me cuestione si efectivamente soy una buena persona al tener ciertos pensamientos, ganas y emociones que generan un placer extraño al evaluar llevarlas a cabo, o efectivamente al hacerlo. Quizás es parte de la educación católica, con el hecho de que los malos pensamientos también son pecado, pero racionalmente, sigo pensando que cuando no se sucumbe a ellos, uno sigue siendo un buen tipo. Ahora, igual se siente como si se corrmpiera el alma.

De repente, eso sí, me da miedo pensar que algún día ya esté muy cansado y no voy a poder, o querer, pararlo. Que sus satisfacciones cortoplacistas impliquen daños graves en el largo plazo. Más aún, a veces temo que termine dejándolo salir por completo, cambiando mi personalidad por un yo distinto que el resto no conoce. Un yo que existe, que siempre ha existido, que yo conozco bien, pero que el resto no ve, o trato que no vea, pues no me gusta.

Hasta ese momento, supongo y creo sinceramente, que soy un buen tipo. Creo que hago las cosas bien, y lo hago porque me agrada hacer sentir bien a la gente que quiero y me importa. Hasta entonces, el Oscuro Pasajero vive encerrado en el sótano gritando y engañando para poder salir, con un par de escapadas por algunas ventanas que no he podido tapiar.

______________
En una nota más alegre, sigo surfeando por coda.fm, y ayer bajé 2 grupos nuevos que recién empiezo a escuchart, y me llevé la sorpresa que le conocía una canción a uno de ellos:


No sé de donde, quizás es famosa, pero el caso es que me agradó el grupo. Hay que ver el otro, pero se supone que es similar.

martes, mayo 05, 2009

Más Música (no, no el de Andrea Tessa)

Camila inadvertidamente me mostró hace unos meses el sitio coda.fm, una página donde se pueden bajar discos completos por torrent, con pequeñas reseñas de ellos y una buena catalogación de discos o artistas relacionados.

Desde que lo conocí me dediqué a revisarlo periódicamente para ver que nuevas cosas habían sido agregadas, de modo de no quedarme atrás con los discos nuevos (principalmente porque sabía de varios discos de artistas que me interesaban que iban a salir a comienzos de año, como Morrissey, U2, Green Day, Yeah Yeah Yeahs, etc).

Este fin de semana, sin embargo, no había nada nuevo que me interesara (salvo un par de grandes éxitos que aproveché de bajar, de Billy Idol y Pet Shop Boys), así que decidí bajar algunas cosas por su nombre o carátula, además de la reseña del sitio. Siguiendo por artistas relacionados, terminé bajando cosas de Sara Bareilles, Josh Kelley, Feist, A Fine Frenzy, Silence is Sexy y Stolen Babies (creo que eso fue todo). Quedé re contento, me gustó casi todo. Stolen Babies era un poco chillón para lo que buscaba, y Josh Kelley cansa si se escuchan los dos discos seguidos, pero está bien. Feist tiene bonita voz, pero es demasiado melosa para escuchar mucho (y parece que es media famosilla por una canción que tiene que usaron para un reclame de IPhones o IPods). Creo que lo que más me gustó fue Sara Bareilles (que por lo que leí también es relativamente popular), Silence is Sexy y A Fine Frenzy, quien de paso es una jovencita gringa que gusta de los mundos de C.S. Lewis y Lewis Carroll, así que yo estaba medio predispuesto a que me agradara...

¿Qué nuevas cosas han descubierto ustedes?

Y para que no sea solo eso, algunas cosillas más.

Las fotos de Laguna Verde


Hardly Working combinado con Guy Ritchie
(como me gustaría trabajar en College Humor)

Real Life Twitter
(o por qué Twitter vale hongo)

En el lado más serio, a los Trekies no les gustó la nueva Star Trek: