lunes, mayo 25, 2009

Viaje a Argentina, Parte 1

Directo al grano, quizás otro día floree más la historia. Partimos de Santiago como a las 10 de la noche del miércoles 20. La idea era salir un poco antes, pero la Carola se atrasó por temas de pega y otras cosas, así que no se pudo no más, pero como íbamos sin itinerario fijo ni nada, daba lo mismo.

El viaje tuvo hartas cosas choras, raras y simpáticas, siendo la primera que entramos de ilegales a Argentina y estuvimos así por como 20 minutos o más, porque se nos pasó la aduana y seguimos de largo. Creo que durante la estadía en Argentina no nos pidieron ninguno de los papeles que después nos dieron en la aduana, así que en teoría habríamos podido seguir sin problemas. Sólo hubiésemos tenido problemas a la vuelta a Chile, porque legalmente nunca habríamos salido. Mal puesta la aduana Argentina, hay que tomar un desvío en el camino para entrar. Igual despistado yo que no vi la entrada, pero estaba esperando una barrera infranqueable, como en Chile. No, si quieres entrar ilegalmente a Argentina, es súper fácil…

De ahí la primera parada fue Uspallata para sacar plata, y no me funcionó el cajero. Por eso tuvimos que parar y darnos unas vueltas en Mendoza para encontrar un cajero automático poner bencina, cosa que costó porque probé como en 3 cajeros, que no me decían cual era el problema. Finalmente uno me dijo que excedía el máximo de giro diario (quería sacar 500 pesos, que son como 80 lucas, y el máximo es 200 lucas), lo que era super raro, pero al final pude sacar al menos 300 pesos. Probando los días siguientes caché que los cajeros automáticos argentinos están majaretas, porque podía sacar 2 veces el mismo monto, pasándome así en teoría del límite diario que me daba, pero no podía sacarlo de una. Bueno, esto debe haber sido como a las 7 de la mañana hora local, y llevaba su buen rato manejando, así que cambiamos de puesto con la Carola. Creo que a la salida de Mendoza (por un camino medio alternativo y no la carretera principal) dormí un poco, pero no estoy tan seguro.



El camino a Córdoba es increíble, totalmente plano, y llega un punto en el que no se ve NADA a ningún lado del camino, y el horizonte está lejísimo. En la noche esto también se notaba, porque se veían las luces de los autos en contra a una distancia increíble. El cielo se veía más grande, y más cercano. Aparte del camino y la pampa, era todo cielo. A todo esto, el tiempo era como si estuviésemos en verano…

Camino a Córdoba vimos un cartel de un parque nacional llamado Sierra de las Quijadas, que Carola no conocía, y como no teníamos planes ni horarios, decidimos ir. Primera sorpresa, los parque argentinos tienen precios diferenciados (y con mucha diferencia) para los locales y los extranjeros, e incluso para los de la misma provincia tienen un costo especial. De un modo fomenta el turismo local, lo que está bien, pero asumen que los extranjeros tienen más plata para gastar… Había 3 opciones de tour, uno autoguiado, uno con guía y caminata de 2 horas a una huella de dinosaurio, y otro de 4 horas a un lugar que se veía espectacular, pero que comenzaba a las 4 de la tarde y eran recién las 12, así que tomamos el más corto. El lugar era precioso, una vista espectacular, y formaciones de las sierras geniales. Espero poder ir nuevamente y tomar el tour largo, porque si el que hicimos era el más penca, lo otro tiene que ser sencillamente genial (y así lo parecía en las fotos). La huella de dinosaurio no me tinca tanto, la verdad, y puedo ver algo así más cerca en Pichasca.




Después del parque seguimos camino a Carlos Paz, cerca de Córdoba. Paramos antes en un pueblo llamado Villa Dolores a tratar de buscar comida, pero no encontramos porque los Argentinos después de las 3 cierran todo y no abren hasta la hora de comida. No es como acá que puede que no encuentres de todo lo que hay en el menú, sino que los restaurantes están totalmente cerrados… Ahí cambiamos de puesto nuevamente y manejé yo hasta Carlos Paz, mientras Carolina dormía. Se estaba perdiendo un paisaje precioso en la cuesta que cruzamos para llegar a la ciudad, pero ya lo había visto las otras veces que fue, por lo que no la desperté.



Carlos Paz era muy bonito, al lado del Lago San Roque, y me recordó un poco a Reñaca, pero con actitud de Pucón, aunque mucho más grande. Era una ciudad turística, pero que queda muy cerca de Córdoba, por lo que tiene actividad y hartos residentes todo el año. Después de una vuelta por el lago, seguimos a Córdoba con Carola manejando, ya que ella se manejaría mejor en la ciudad.

Llegamos cansados, así que la idea fue buscar donde quedarnos, donde comer, y luego ir a carretear. Encontramos un hostal, pero decidimos buscar otra opción para poder elegir, y de repente, sin ni si quera darnos cuenta, el centro desapareció y estábamos en, probablemente, el barrio más penca de Córdoba. Si durante el viaje preguntamos a quien nos topábamos por direcciones, acá no nos atrevimos a abrir las ventanas del auto. Después de varias vueltas (que nos llevaron a un sector del Parque Sarmiento, que es enorme y se veía muy choro), terminamos saliendo de Córdoba y volviendo a entrar. Carolina había impreso un mapa de la ciudad y yo llevé una brújula, así que eso nos ayudó a orientarnos y a volver a donde estábamos. Ya sin muchas ganas de buscar otro hostal (y con la mala suerte de no haber visto otro), nos quedamos en el primero que encontramos. Ya era super tarde, así que no pudimos comer donde queríamos y nos conformamos con una pizza, y el pequeño paseo extendido forzado por córdoba había dejado medio tenso el ambiente (my bad), por lo que salir a carretaer fue cambiado por ir a acostarse. El lugar era re piola, una habitación común en un hostal con gente re amable (todo córdoba parece que es muy simpático), pero creo que la próxima vez no voy a dormir en un dormitorio comunitario, porque las alarmas sonando a las 7 y 8 de la mañana, y la gente llegando a las 3 y 4 en la noche no ayudan a un sueño reparador cuando uno tiene el sueño liviano. En la mañana Carola me dijo que ella había dormido como lirón y que no había escuchado nada, suerte la suya. Tan buena onda era la gente, que incluso un par de uruguayos quedaron invitados a dormir en mi depto si pasaban por Santiago en su viaje a Chile, cortesía de la amistosa Carola que pasó el dato que alojo extranjeros, jajaja.

Mientras comimos pizza esa noche conversamos las opciones para el día siguiente, y sin llegar a comprometer nada, quedamos más o menos en que saldríamos tardecito a La Rioja y que la “recorreríamos” de noche, haciendo un tour de bares y carretes, pasando de largo, para seguir al parque Talampaya en la mañana. Pero las cosas no se dieron tal como lo habíamos pensado...

Bueno, hasta por acá llego ahora. Ese fue “el primer día” del viaje, considerando como día las dormidas, realmente. Quédese en línea para leer el segundo capítulo.

4 comentarios:

Æmilio dijo...

Hay un par de cosas que me llaman la atención del relato:

Por un lado haces enfasis en lo de salir sin planes y sin horarios y una de las cosas que cuentas es como te enojaste porque no cumplieron con el plan de salir en la noche.

Lo otro que me llama la atención es lo que siempre te he escrito, porque colocas fotos de los lugares sin que aparescan las personas, entiendo que quieras mostrar la belleza natural pero si lo que quieres es compartir tu experiencia dedica una parte del encuadre a aparecer o quien acompaña, porque si no es bien fome, es como revista NatGeo o libro de geografía.

No esperaré en línea la segunda parte porque mañana despierto temprano.

Rodolfo dijo...

Ehm... ¿Donde puse que me enojé por no salir de noche?

Cote Santana dijo...

Rodolfo!! me encantan tus relatos, son buenísimos.. ahhh yo también adoro Córdoba, la recuerdo como la describes...

Viste que hay un micro clima bacán? allá no se siente el invierno, cuando acá si lo hay...

Mmm, bueno, si, yo concuerdo con Emilio, sonaste como enojado por haberte perdido los carretes nocturnos y por haberte pasado de la ciudad... pero todo se compensaría maravillosamente si pones fotos con personas... y con personas haciendo pelotudeces y poniéndole caritas a la cámara, no se, cosas choras que no aparecen en natgeo.

Ah... y cómo es dormir en un hostel con más personas en la habitación?! siempre he querido hacer eso, talvez la próxima visita a buenos aires lo haga así.. es como mucho más aventurero...no?

Cote Santana dijo...

y si el señor es tan amable... sería posible que continuara ASAP con su relato...?

está buenísimo!