Este
mes se cumplieron 30 años del estreno de mi serie favorita, Remington Steele.
Lo he pensado bastante, eso de ser “mi serie favorita”, considerando tantas
otras que me gustan (The X-Files, Mad About You, Arrested Development, Quantum
Leap, 24, etc.) y otras que probablemente son mejores por cualquier estándar
(Dexter y Breaking Bad, por nombrar un par recientes).
Tengo
claro que la serie no es perfecta, que tiene muchos puntos bajos, que no cambió
probablemente nada en la televisión de la época, y sin embargo, es mi serie
favorita. Probablemente mucho tiene que ver el personaje principal, un ex
ladrón y estafador que se vuelve detective, muy a pesar de su compañera a la
fuerza. El estilo y encanto del personaje va más allá de su sexo, en mi
opinión. Sí, cuando veía la serie yo quería ser como Remington Steele, y es
probablemente aún una de las razones por lo que sigo viendo películas de Pierce
Brosnan.
No era
solo Remington Steele, en todo caso. Laura Holt es otro gran personaje, una mujer
con actitud, fuerte, independiente y capaz de iniciar su propio negocio (y
hasta de falsificar a su jefe). Muchas mujeres de la época la tenían casi como
modelo a seguir. También está Mildred, la secretaria que poco a poco se
involucra cada vez más en los casos, demandando participación, y que sirvió
como el nexo con la tecnología que en ese momento recién estaba comenzando a
estar al alcance de todos, las computadoras, sin por eso convertirse en el
estereotipo ñoño al que tantas series recurrieron en años posteriores cuando un
personaje sabía más de la cuenta de informática.
Los
personajes secundarios y esporádicos, así como incluso los que sólo tenían un
capítulo, pero venían del pasado de Steele o Holt, terminaban de añadir el
condimento necesario. Murphy como el compañero original de Laura en la agencia,
siempre celoso de Steele, pero poco a poco comenzando a valorarlo como un
compañero que sí podía aportar algo (quien lamentablemente fue sacado del show
para potenciar la relación entre los protagonistas). Berenice Foxe (a la que
Steele solía referirse como Wolf) fue la secretaria en la primera temporada,
que también sabía el secreto, por lo que no le tenía mucho respeto a su falso
jefe, pero que dadas las circunstancias, no le quedaba más que hacerle caso.
Inolvidables
son personajes como Daniel Chalmers (interpretado por el padre de Stephanie
Zimbalist, la actriz que hacía de Laura Holt), que comenzó como actor invitado
en un capítulo que homenajeaba a la película “El Golpe” (ya hablaré de las películas),
y terminó siendo un pilar fundamental en el gran misterio de la serie: quién
era el padre de Remington Steele (y cuál era su verdadero nombre); George
Edward Mulch, el gordito que siempre buscaba alguna oportunidad de negocio, lo
que invariablemente terminaba en problemas para Steele y Holt; el Mayor
Descoine, el único malo que se repitió el plato*, y que quedó aún con un hilo
abierto para regresar (con su hija); Felicia, un antiguo amor de Steele que
además fue interpretado por Casandra Harris, la esposa en esa época de Pierce
Brosnan (sí, el nepotismo abundaba en la serie); Clarissa, una dama de compañía
que por poco termina siendo la señora Steele, y tantos otros.
Los
personajes no solo estaban bien diseñados e interpretados, también
evolucionaban. Steele comenzó casi como un alivio cómico (tanto así que los
mismos creadores originalmente habían pensado el show como el de una detective,
pero poco a poco tuvieron que hacerlo más de pareja, y darle más protagonismo a
Steele en la resolución de los misterios), dando ideas de soluciones para los
casos que variaban de lo ridículo a lo imposible, para luego ir acertando más
seguido, aprendiendo del conocimiento de Laura y mezclándolo con su intuición,
y finalmente siendo un par de su “empleada”.
Laura
también cambia, primero de enamoradiza que se siente culpable, a aceptar que le
gusta su “jefe”, y a entender que ya no es lo que era. Se abre a la posibilidad
de estar frente a un igual en lo que a investigación se refiere, y a la
posibilidad de tener una relación con él.
Una de
las cosas que más destacaba del programa era el “gimmick” de Remington Steele
de citar películas antiguas para explicar sus teorías sobre los casos, o para
encontrarles soluciones. Alguna vez hice un listado de todas las películas que
nombran en la serie, y he visto varias sólo porque aparecían en ella. También
edité un video de la primera temporada con todas las menciones… Sí, podría
decirse que soy un fan… Las películas no sólo eran nombradas, sino también
muchas veces homenajeadas, haciendo un capítulo muy similar a ellas. Ya nombré
“El Golpe”, y también se puede encontrar “El Halcón Maltés”, “Para atrapar a un
Ladrón” y varias otras.
El
espectador habitual y curioso puede también notar algunas cosas que sólo pasan
en el mundo de la televisión, como el que los mismos actores interpreten
diferentes personajes en distintas temporadas (cosa que también pasó en The
X-Files, donde Terry O’Quinn ha hecho 3 ó 4 personajes, contando la película, y
en News Radio con John Lovitz), o los cameos de futuros o antiguos famosos,
como Sharon Stone interpretando a una loca reina de graduación, o Tom Baker (el
cuarto Doctor Who), como un inglés de no muy buenos modales. Otros
participantes fueron Paul Reiser (Paul Buchman en “Mad Abaut You”, en lo que es
un encuentro de series favoritas) y Geena Davis
A
propósito de temporadas, creo que esta fue la primera serie en la que, por mi
mismo, pude notar ese concepto. Cuando la vi por primera vez, diría que a
principio de los 90s, en La Red, daban simplemente todos los capítulos, uno
detrás de otro. Así era con todo. Además, llegaban con tanto desfase, que uno
no tenía que esperar de un año a otro para que volviera, simplemente ya tenían
todos los capítulos (o suficientes para que no se notara ausencia). Sin
embargo, estaba el cambio en los openings y en los personajes, y empecé a notar
esas diferencias, y a estructurarlos en mi cabeza: la primera temporada es la
con Murphy, la segunda es en la que llega Mildred y aparece por primera vez
Descoine, la tercera con muchos viajes por el mundo, la cuarta cuando se dedica
a buscar a su padre, y la quinta la de los 6 episodios continuados, que luego
supe eran 3 películas cortadas en dos cada una.
Remington
Steele despertó mi interés por las series e historias de detectives (de las que
los 80s estuvieron llenos) y por las películas antiguas. No me avergüenza decir
que cuando chico quería ser detective, y también ladrón de guante blanco. Aún
incluso lo considero como una buena opción, si no me sale otra cosa…
En fin.
No es la mejor de las series, pero es capaz de hacerse un espacio en el corazón
para hacerse la favorita. Aún después de ver todos los capítulos varias veces,
gustoso la vería entera, y probablemente volverían a sorprenderme algunos de
los culpables, gracias a mi mala memoria.
Creo
que es importante tener algo así, una serie, película o libro favorito, y que
no sea perfecto. Sirve para aprender de ella, y entender también que a uno no
siempre le gustan las cosas perfectas, que en esas cosas “malas” está lo
entrañable, que a pesar de tener cosas para criticarle, gusta mucho. Es ahí
donde está el cariño.
* No del todo cierto. También apareció dos veces el del
capítulo de los viejos pascueros, que volvió para vengarse, pero no es tan
relevante en la historia como Descoine.
Nota: El título es un guiño otro de los gimmick de la seria, que los títulos de cada capítulo tenían todos, sin excepción, la palabra "Steele" en ellos, reemplazando a otras homófonas, como "still", "steal", "steel" y, a veces, al mismo "Steele". En este caso, sería algo como "Steele current".